En Jerico, Palestina, cerca del Monte Carmelo existe el lugar donde Dios probo al profeta Elias, llamado «el profeta de fuego», en su fe.
Le dijo que fuera y se escondiera en un pozo al este del Jordan que Él lo alimentaria y le daria de beber. Elias obedecio.
Asi Dios ordeno a los cuervos que lo alimentaran en su pozo y ellos lo hicieron; le llevaron pan por la mañana y carne por la tarde y bebio en el arroyo de Querit (1 Reyes 17:2-4)
Cada vez que atravesamos un momento de oscuridad o lo que las Ciencias Sagradas llaman «la noche oscura» que se dice que todos los santos vivieron alguna vez, tenemos como Elias, la oportunidad de comprobar que Dios no nos abandona nunca.
El pozo es en realidad un cambio de frecuencia, una muerte simbolica de la cual debemos resucitar.
Es como un vientre materno que nos provee la Madre Tierra con el proposito de darnos el tiempo de madurar y renacer.
Cuando por alguna razon nos negamos a abandonar ese proceso limitante evolucionando al siguiente estado, nos arriesgamos a caer en la entropia, el deterioro y el deseo de no vivir.
Sabe que siempre tendras a Dios y al Cristo tendiendote la mano hasta que descubras que la situacion que crees que te ha reducido a ese estado, tiene la fuerza que tu le has dado. Quitasela. Recupera tu poder
Que el Espiritu nos guie Siempre
Un abrazo desde el Alma
Brinda Mair
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