Sus propias palabras decian: “La perfeccion del cristiano consiste en hacer perfectamente las cosas ordinarias. La fidelidad en las cosas pequeñas es una virtud heroica”.
Tal fidelidad constituye una constante crucifixion del amor propio, del tiempo y de los afectos y, por ello mismo, establece el reino de la gracia en el alma.
La sencillez, la humildad y la caridad lo caracterizaban. Tan grande era la pureza e inocencia del santo que su rostro reflejaba el gozo, fruto de la paz en que su alma vivia.
Sin embargo veia en si faltas e imperfecciones y, por humildad, se abstenia algunas veces de recibir la comunion. Pero un milagro de Dios le permitio superar tal temor: “Desde hacia varios dias no se atrevia a acercarse al banquete celestial. Cierta vez en que asistia a la Misa y meditaba sobre la Pasion del Señor, Nuestro Salvador para premiar su humildad y su amor, hizo que un Angel tomara de las manos del sacerdote una parte de la hostia consagrada y la depositara en su boca.”
A partir de entonces, Buenaventura comulgo y encontro en la santa Comunion una fuente de gozo y de gracias.
No dudes en recurrir al «doctor serafico» si tienes un miedo que te impide avanzar en tu camino.
Un abrazo de luz
Brinda Mair
Fuente Consultada: Siervas de los Corazones Traspasados de Jesus y Maria
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